• La ilusión que comenzó con algunas paredes, se convirtió en una realidad; el señor Rivera, colaborador de Hyundai Die Casting, expresó su total agradecimiento a la empresa y a SUCOMM por el apoyo con su patrimonio

No hay que perder la fe, porque cuando te toca, te toca, en todos los aspectos de la vida. Así fue la reflexión de José Gildardo Rivera Ayala, colaborador de Hyundai Die Casting desde hace 10 años, después de recibir el apoyo por parte de la empresa y Sindicatos Unidos con México Moderno (SUCOMM) para uno de sus mayores sueños: terminar su casa.

Aceptó que al inicio no recibió la respuesta que esperaba, pero “solo Dios sabe por qué”, así que todo lo encomendó a él y esperó a que el tiempo fuera el indicado. Ahora, compartió el proceso que ha sido construir su patrimonio y el de su esposa que adquirieron hace casi cuatro años.

“Van a ser dos años de que yo metí papeles ahí al sindicato y me dijeron que no aplicaba (para el recurso) porque tenía un historial de faltas, entonces, pues lo tomé así: lo bueno, lo más importante es que participé, dije yo. ‘Pero no se agüite’, me dijo un amigo, y le dije ‘no me agüita, si no me toca a mí, le tocará a otro’”, recordó.

Fue hasta abril del año pasado que José recibió una llamada que no quería atender por temor a tratarse de una estafa, hasta que se animó a contestar y no solo su día, sino su vida cambió.

“Me hablaron para decirme que iban a ir a mi casa a ver mi necesidad, y le dije ‘no, no quiero, dinero no tengo para darle 10 mil, 20 mil, 50 mil pesos, de dónde los voy a sacar’, y me dice ‘¿Qué? No, no es una estafa como usted piensa, es por parte de la empresa. Vamos a ir a su casa’”, platicó.

En abril, personal de Hyundai llegó a su domicilio “y luego, luego entrando dijeron: ¿quién va a hacer la cocina integral? El comedor; aquí va a ser la sala”, contó el señor Rivera con una sonrisa aún de emoción como si fuera aquel día. El 10 de mayo comenzaron con las manos a la obra.

“Ya tengo mi casa y aún no lo puedo asimilar”, expresó José con la voz entrecortada. “Porque nosotros, yo y mi esposa teníamos pensado ir juntando poco a poquito, de lo que ella vende en el sobre ruedas y lo que yo gano acá (en la empresa). Acondicionar un poco, primero las paredes, las bardas, porque se gasta mucho”.

“Estoy bien agradecido, primeramente con Dios, y con la empresa y el sindicato, y los compañeros que fueron a trabajar ahí (su casa), pues me apoyaron. Era algo que no esperaba ya, porque a mí me evaluaron por la antigüedad, mi participación y el trabajo no fue en vano”, externó José Rivera.

Abundó en que ha insistido con sus compañeros en que se animen a solicitar al SUCOMM cualquier tipo de apoyo, ya que uno de los objetivos primordiales es el respaldo a los trabajadores para su bienestar y el de sus familias.

“Cuando llega la bendición es muy buena. Dios no obra al momento que uno quiere sino al tiempo de él, sabe las necesidades y por lo que uno pasa, la bendición siempre va a llegar”, concluyó.