- “El reto es modificar la estructura tradicional”, dijo la directora operativa de SUCOMM
TIJUANA.- El sindicalismo mexicano debe transformarse para generar nuevas formas de organización principalmente con perspectiva de género, mencionó Sol Merino Cuevas, directora operativa de Sindicatos Unidos con México Moderno (SUCOMM).
“Sigue siendo muy baja la representación de las mujeres en los puestos de liderazgo sindical en nuestro país; de acuerdo a la Secretaría del Trabajo, el promedio de ocupación es de 10%, entonces el reto es precisamente modificar la estructura tradicional”, refirió.
Merino aludió que el cambio debe comenzar desde la sororidad en un espacio que históricamente ha sido dominado por hombres y que de manera preocupante deriva en violencia política, amenazas y discriminación.
“Debemos lograr sindicatos inclusivos, con perspectiva de género a través de protocolos y sanciones que resulten efectivos para un cambio real. Se tiene que garantizar la seguridad de las trabajadoras y sindicalistas que denuncien violencia o acoso laboral”, abundó la directiva de SUCOMM.
De acuerdo a la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), en algunos sindicatos de empresas manufactureras y de servicios, la representación de mujeres va de 5% a 20%.
“La igualdad y equidad no es exclusivo de mujeres, sino de justicia, pero la realidad es que la balanza aún está inclinada hacia los hombres, desde el tema salarial y contratos precarios. Y no solo es señalar el problema, hay que trabajar en coordinación sindicato, empresa y gobierno”, refirió Sol Merino.

8M: LA LUCHA NO TERMINA
“El 8 de marzo no solo es un día, es la historia, es lo que las mujeres vivimos todos los días en el hogar, el trabajo, las calles, la escuela. Lamentablemente, en pleno 2025, ser mujer sigue siendo un riesgo, sobre todo en nuestro país”, indicó Merino Cuevas.
Las cifras de feminicidios, desapariciones y violencia de género se mantienen en color rojo, más del 90% de los casos no se resuelven, por lo que, apuntó la directora operativa de SUCOMM, se deben exigir programas y acciones efectivas en las que coadyuven sociedad, sector privado y gobiernos.
“Hay que identificar y definir los tipos de violencia y crear leyes con base en ellas, involucrar al sector académico, organismos internacionales y actores sociales. Y lo más importante, voluntad política y que realmente se asignen recursos”, abundó.
“La lucha sigue, pero tenemos que conocer e involucrarnos en los nuevos desafíos”, concluyó Merino.